Un viaje interior: todo eso que pasa antes, durante y después de un viaje largo.
Es la palabra que te falta para pasar de la motivación a la acción, una compañía para cuando estás en ruta, y la oportunidad de tomar el viaje como mucho más que una suma de atractivos, sino como una suma de experiencias que te van a transformar para siempre.
Es el resultado de siete años de viaje ininterrumpido, inspirado en todos los mensajes que nos llegan pidiéndonos un empujón para realizar el propio, o para cambiar el rumbo del que están haciendo.
Todas las personas somos distintas, pero como viajeros compartimos sentimientos que solo alguien que los experimentó puede comprender.
Eliminando fronteras: 47.000 km a dedo para descubrir lo que los medios no nos muestran.
¿Y si lo que nos hicieron creer sobre el mundo es mentira?
Por la necesidad de descubrir lo que los medios prefieren ignorar, recorrimos Asia de punta a punta a dedo, desde Filipinas hasta Turquía.
Viajamos con monjes budistas, políticos en campaña, campesinos, militares y nuevos ricos chinos. Nos acusaron de terroristas, un camionero solitario se puso mimoso con Juan y un cerdo enfurecido quiso comernos las piernas. Pasamos una tarde con presos de una cárcel filipina, varios días en una casa de refugiados iraníes, acampamos enfrente de la mansión del presidente de Tayikistán y rezamos con musulmanes en una mezquita de Malasia.
Fueron 47.000 kilómetros a dedo en 926 vehículos distintos durante tres años, con el objetivo de eliminar la frontera más peligrosa: la que nosotros mismos creamos.